sábado, 19 de febrero de 2022

Un Pequeño Mundo la película que abre un proyecto #PaisajeEmocionaldelPatiodeRecreo

 Volvemos al cine y a un proyecto abierto en redes .

El 25 de febrero, en los estrenos de cartelera, encontraremos UN PEQUEÑO MUNDO.
En la crítica de Cineuropa, encontramos este comienzo:

"El primer largo de Laura Wandel, filmado a la altura de los ojos de los niños, es una sutil, emocionante e incisiva cinta que impresiona por su notable intensidad"...

... "la directora recurre al punto de vista de la pequeña Nora para ofrecer una película que transmite una fuerza increíble, donde cada mirada y cada murmullo de la protagonista suponen una auténtica dimensión emocional para el espectador..." leer más aquí 

   

Primera acción:
  • Apoyar el estreno el 25 de febrero acudiendo a las salas de cine desde ese día, en solitario o en compañía. Desde ese fin de semana, empezar a comentar una película que no dejará indiferente a ningún espectador. Ya en el comienzo de la proyección se produce una interpelación al espectador en su butaca que no cesa hasta esa potente imagen final con un continuará.
  • En esa línea de compartir y comentar, queremos hacer visible un mensaje de optimismo con lo mucho que se está haciendo ya en relación a actuaciones de patio de recreo, planes de convivencia, escuelas de Paz, planes de alfabetización audiovisual, recreos sostenibles...
Para este estreno, invitamos a realizar un #PaisajeEmocionaldelPatiodeRecreo  previo al estreno en el que reflexionemos acerca de nuestro patio de recreo cuando teníamos 7 u 8 años. Ofrecemos la primera aportación de Conchita López y su patio escolar de hace ya muchos años.

  • He aquí un fragmento 

...Salíamos, todos a la vez, a lo que era el patio de la casa. Quizá fuera más grande que los patios al uso de la época, pero desde luego era insuficiente para albergar a todos los estudiantes.

Yo era de los pequeños, además siempre he sido (y sigo siendo) muy bajita para mi edad, así que me sentía como Gulliver en el país de Brobdingnag. 

No recuerdo haberlo pasado especialmente mal, solo recuerdo:

que el suelo era de cemento, 

que no había ni un solo árbol, 

que ningún juego estaba pintado en el piso, 

que el aseo estaba muy sucio, 

que todo el mundo era muy alto,

que el ruido era ensordecedor,

que yo me quería ir a mi casa,

que era más seguro sentarse en un rincón y no moverse de allí,

que a pesar de todo sobreviví,

que incluso llegó a gustarme la escuela,

que incluso me dediqué profesionalmente a ella, 

y que había un “culpable” de esto último: uno de mis maestros...


En mi escuela no había patio. En el recreo, salíamos a la plaza del pueblo o a donde quisiéramos, y no porque fuera un pueblo pequeño, no. Vivía en Hernani (Gipuzkoa), y estoy hablando de los años 70. Mucha gente sabe qué es Hernani años 70, nada más lejos de ser un lugar tranquilo y seguro: barricadas, persecuciones, tanquetas... Un pueblo urbano e industrial, con conflictos sociales y políticos muy duros. Y ahí estábamos nosotras, tranquilamente jugando en la Plaza de los Tilos, en el frontón, había quien se acercaba a casa a por el almuerzo...


   ¿Te animas a compartir tu paisaje emocional?

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